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Aceite de oliva virgen, inversión en salud

Consumir aceite de oliva virgen o virgen extra supone invertir en nuestra salud. Estos dos tipos de aceites nos aportan un nivel alto de grasas monoinsaturadas y ácido oleico. Nos ayudan a reducir riesgos coronarios, el nivel de colesterol y riesgos de trombosis. Ya que también tienen un nivel alto de antioxidantes y propiedades antiinflamatorias.

Otra gran ventaja es que es un producto muy favorable para el aparato digestivo, pues ayuda al tránsito intestinal y a la secreción de bilis.

El aceite de oliva, saludable por todo esto

Debemos resaltar la importancia de este alimento, en especial en la infancia. Sus altos niveles de vitaminas A,D,E y K ayudan al desarrollo tanto físico como intelectual. Su alto contenido en ácido oleico ayuda a la absorción de calcio. Esto permite una mejor formación ósea y ahí radica su importancia en la edad de crecimiento.

Esos altos niveles de vitaminas y ácido oleico le hacen ser también un alimento esencial en la formación del feto. También en la fase de lactancia, en especial por los altos niveles de vitamina E que debe tener la madre en ese periodo. Justo la que aportan los aceites de oliva vírgenes.

El aceite denominado simplemente de oliva, no debemos confundirlo con el AOVE. Es también un buen producto pero tiene niveles de oxidación mayor. Además, la calidad de estos aceites suele variar mucho en el mercado. Ya que estos pasan por un proceso de refinado y se manipula el producto. Esto produce que haya variaciones de calidad muy importantes en el mercado respecto a estos aceites.

A diferencia de los aceites virgen y virgen extra que no tienen manipulación y son auténticos zumo de aceitunas. Su extracción se realiza por medios mecánicos, ya sea por presión o centrifugación. La temperatura de extracción es baja, lo que permite que el nivel de antioxidantes sea más alto.

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